Vermeer fue un pintor y marchante de arte de quien se sabe muy poco, pero que dejó en su obra una impronta tan clara de ardor técnico, análisis compositivo, minuciosidad y construcción pictórica.
Imagen: Vermeer, Johannes: La Lechera, 1658. Óleo sobre lienzo. Rijksmuseum, Amsterdan- Holanda.
Fonte: https://www.wikiart.org/pt/johannes-vermeer/a-leiteira-1660
Vermeer y la intensa belleza de la vida cotidiana
«Realiza figurativamente el espacio, a partir del concepto de espacio: sólo cuando el concepto desaparece, disolviéndose en los objetos, se puede decir que el espacio existe en el cuadro – ya no como un concepto abstracto, sino como un realidad vivida».
“Parte del concepto de espacio, o de la concepción unitaria de lo real, para deducir el conocimiento de las cosas particulares”. (Argán, 1992. Pág. 504)
Partiendo de esta cita de Giulio Argan sobre Morandi, alineándolo con Vermeer y oponiéndolo tanto a Mondrian como a Paolo Uccelo, vemos una construcción muy certera de quién fue Johannes Vermeer y su arte. Pintor y negociador del arte del que se sabe muy poco de su vida pero que en su obra dejó una huella tan clara de entusiasmo técnico, análisis compositivo, minuciosidad y construcción pictórica.
El artista
Johannes Vermeer nació en Delft, donde se cree que vivió toda su vida hasta su muerte prematura a los 43 años, insolvente y deprimido.

Vermeer, Johannes: Vista de Delft, 1661. Óleo sobre lienzo. Mauritshuis, Haia- Holanda. Fonte: https://www.wikiart.org/pt/johannes-vermeer/vista-de-delft-1661
Era un trabajador meticuloso, lento y preciso. Pintó pocos cuadros, de estos solo 35 lienzos atribuidos al artista han sobrevivido hasta el día de hoy.
Su obra forma parte de la Edad de Oro de la pintura holandesa, junto con Rembrandt, Frans Hals, Judith Leyster, Jacob van Ruisdael, Willem Heda, Jan Steen. Este último con quien Vermeer compartió el tema de la vida cotidiana, también conocida como pintura de género, pero a diferencia es que él no pretendía producir una narrativa.
Su obra a modo de naturaleza muerta, pero ensamblada con seres humanos, contiene figuras aisladas de un contexto cotidiano, generalmente mujeres, ocupadas en las tareas del hogar.
El mundo de Vermeer parece tener un dispositivo que pausa escenas de la vida y las captura para la eternidad, todo está meticulosamente construido, aunque el observador de las obras siente la ligereza del momento robado, solo un destello de la vida doméstica del siglo XVII, un parpadeo de ojos, la placidez de un tiempo que se suspende, la placidez de un tiempo infinito.
Su día a día intensamente poblado, tuvo 11 hijos sobrevivientes con su esposa, además de sirvientas y la suegra que vivía con ellos. Nos hace pensar en lo paradójico que era su tema de trabajo y su vida cotidiana.
¿Había sido su ruidosa realidad doméstica la razón por la que idealizaba composiciones visuales tan pacíficas?

Vermeer, Johannes: La Lechera, 1658. Óleo sobre lienzo. Rijksmuseum, Amsterdan- Holanda
Ante tanta intensidad en retratar algo ordinario como la vida cotidiana, vemos que por encima de la perspectiva de las escenas de sus cuadros, tenemos concomitantemente un mosaico de colores, superficies coloreadas. Formas geométricas, predominantemente rectángulos.
En la estrategia técnica del Claroscuro le dio a sus objetos el alto contraste.
Finalmente, podemos ver que no existe el vacío, todos los espacios, habitados por objetos o no, tienen textura, color, forma. Imitando el mundo real, no hay espacios vacíos, ni líneas, nada está compartimentado o contenido, sino que todo está lleno de volumen y matices de sombra y luz.

Vermeer, Johannes: Rapariga com o Brinco de Pérola, 1665. Óleo sobre tela. Mauritshuis, Haia- Holanda
Su obra más emblemática: La joven de la perla
La obra está firmada, pero no fechada, y se cree que fue realizada en 1665 en Delft, Países Bajos. Sus dimensiones son 44,5 cm de alto por 39 cm de ancho, relativamente pequeñas en comparación con su fama internacional.
La joven de la perla es una pintura llamativa. Retrata una escena en un ambiente interior, una chica con ropa exótica sobre un fondo oscuro. La niña lleva un arete de perla extraordinariamente grande y el material y los colores de su túnica parecen preciosos.
Haga clic para ler sobre La joven de la Perla.
En conclusión…

Vermeer, Johannes: La clase de música, 1665. Óleo sobre lienzo. Fonte: https://www.wikiart.org/pt/johannes-vermeer/the-music-lesson
La intensa belleza de las obras de Vermeer radica en la precisa y laboriosa estructura de sus reproducciones, milagrosamente el artista nunca les da una apariencia elaborada o áspera. Como en la fotografía, las pinturas parecen instantáneas, tomas inesperadas de la vida cotidiana.
Así como un fotógrafo utiliza herramientas de edición para dar efectos de ligereza y suavidad, el autor de la «Mona Lisa del Norte» logra simultáneamente estos efectos sin perder precisión, solidez y densidad en sus construcciones pictóricas.
Nos hace ver con nuevo vigor el sereno encanto de una escena sencilla, pudiendo hacerse una idea de los sentimientos del artista al observar el torrente de luz que entra por la ventana, para bañar cada color, textura y forma.
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Referencias bibliográficas
ARGAN, Giulio Carlo. Arte Moderna. Tradução Denise Bottmann e Federico Carotti – São Paulo: Companhia das Letras, 1992
GOMBRICH, E. H. A História da Arte. Tradução Álvaro Cabral – Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1979
MONTIAS, John Michael. Vermeer and his milieu: a web of social history. Princeton: Princeton University Press, 1996
JANSON, H. W. Iniciação à história da arte. Tradução Jefferson Luiz Camargo – São Paulo: Editora Martins Fontes, 2009